En 1894 quedaba oficialmente inaugurado el ferrocarril Hullero de La Robla a Balmaseda, 284 kilómetros de línea ferroviaria, diseñados por Don Mariano Zuaznavar, que, atravesando Vizcaya, Burgos, Cantabria, Palencia y León, la convertirían en el tendido de vía estrecha mas largo de toda Europa Occidental.
Calificado por algunos autores como un tren de corte colonial, su planificación, construcción y puesta en funcionamiento hay que entenderlas en una estrategia de más largo alcance.
La Robla nace financiado por capitales vinculados a la industria pesada y a la banca vascas, para transportar la hulla y la antracita que comenzará a explotarse sistemáticamente en las montañas leonesas y palentinas a partir del último cuarto del siglo XIX con el objetivo de alimentar la potente siderurgia vizcaína.